Un Sistema de Gestión Ambiental (EMS) ayuda a una organización a abordar sus demandas regulatorias de manera sistemática y rentable. Este enfoque proactivo puede ayudar a reducir el riesgo de incumplimiento y mejorar las prácticas de salud y seguridad para los empleados y el público. Un EMS también puede ayudar a abordar cuestiones no reguladas, como la conservación de energía, y puede promover un control operativo y una gestión de los empleados más sólidos. Los elementos básicos de un EMS incluyen los siguientes:
Revisar los objetivos ambientales de la organización;
Analizar sus impactos ambientales y requisitos legales;
Establecer objetivos y metas ambientales para reducir los impactos ambientales y cumplir con los requisitos legales;
Establecer programas para cumplir estos objetivos y metas;
Monitorear y medir el progreso en el logro de los objetivos;
Garantizar la conciencia y competencia medioambiental de los empleados; y,
Revisar el progreso del SGA y realizar mejoras.